sábado, 12 de abril de 2008

FRASES

De Norberto Manzanos, integrante de la Carrera del Personal de Apoyo del CONICET, he recibido este mensaje, que según mi parecer, merece ser leído con mucha atención

"La única persona imprescindible en el sistema científico es el investigador "

Así dijo Ceccato, viceministro de Ciencia y Tecnología, en la reunión mantenida con los Jóvenes Científicos Precarizados.
¿Habrá oído hablar este "científico" de la teoría de sistemas?. Seguramente no. No le haría falta recurrir a Bertalanffy, que no era un científico "blando" precisamente, para desasnarse. Con sólo ir a la Wikipedia podría ver que sistema es un "conjunto ordenado de elementos interrelacionados e interactuantes entre sí". ¿Que diría nuestro viceministro sobre la sociedad en tanto sistema? ¿Que lo único imprescindible son las empresas? ¿O tal vez esa entelequía que ultimamente está en boca de todos, "el campo"?
Las anécdotas y frases que sacan a la luz la ideología antidemocrática de los gerentes de la patronal (Barañao, Charreau, Lattuada, etc) se amontonan en nuestros escritorios y en nuestras memorias. Hace unos años se nos convocó a los trabajadores del edificio de Saavedra 15 de Buenos Aires, a una presentación en la que habló Charreau. Más allá de la verborragia a la que tan acostumbrados nos tienen los políticos, llena de promesas y futuros venturosos, lo más destacable del discurso fue que ante un público formado en su mayoría por personal de apoyo, becarios y contratados, el presidente del Conicet no nos nombró siquiera una vez. La palabra investigador apareció decenas de veces, ciencia argentina otras tantas, pero técnicos o personal de apoyo no figuraron una sola vez.
Incluso cuando se ven en la obligación de nombrarnos, lo hacen descalificándonos a través de un personaje ficticio, al que consideran prescindible: el jardinero. ¿Qué les impedirá decir el electricista, el ordenanza? ¿Les resultará más cómodo hablar de un personaje inexistente, con ciertas reminisencias dieciochescas, en lugar de hablar de alguien que tal vez esté entre el público, alguien que pueda sentir que están hablando de él, de su profesión?

Estos científicos "duros" suelen ignorar la historia, incluso la misma historia de la ciencia, que no consideran propia. Desoyen aquello de "estar parados sobre hombros de gigantes". Ignoran que en cada objeto, en cada idea, en cada "paper", hay siglos de acumulación a la que contribuyeron antiguos científicos, artistas del pasado, trabajadores de otras épocas. Casi todo lo que vemos está hecho por alguien. Hasta lo que tantas veces llamamos paisajes "naturales" son en realidad bosques plantados, costas esculpidas, prados demarcados por hombres. Por el hombre, dicen algunos ¿Cuál de ellos?

Pero es recurriendo a la historia que podemos agregarle rasgos a este personaje, para que salga del mundo de las ideas y se acerque un poco a la realidad humana. En lugar de un jardinero abstracto, podemos suponer un jardinero que realmente existió: el jardinero de Versailles. Aquel sin el cual los luises de Francia no habrían podido pavonearse con su palacio, aquel sin el cual los turistas no podrían hoy disfrutarlo. Pues eso es lo que somos los trabajadores del Conicet; no somos jardineros abstractos, somos jardineros concretos, sin los cuales los jardines se mueren; somos bibliotecarios, laboratoristas, informáticos, profesionales universitarios, traductores, administradores, profesores, técnicos, electricistas, etc.

Este gigantesco palacio que imaginan estar construyendo, la ciencia argentina (que hasta tiene su auténtico proyecto faraónico, la ciudad de la ciencia), resulta entonces un edificio sin cimientos, Versailles sin jardinero: una entelequia. Sabemos que esto no es posible en la realidad, que esta pirámide sin base se derrumbaría. Si acaso habita en la mente de algún cegado funcionario la idea de conformar un sistema científico sólo con investigadores, detrás de él están los eternos monjes grises. Ellos saben hacer el trabajo sucio y tienen a mano abundante legislación neoliberal que les permite rellenar la base con una variada gama de trabajadores flexibilizados: pasantes (estafados como estudiantes, pues no estudian, estafados como trabajadores, pues no tienen derechos laborales); contratados (que no realizan "obras" ni "servicios", sino que son trabajadores en relación de dependencia a los que se les sustraen sus derechos como tales); tercerizados (cuyos derechos son delegados a terceros de manera de evadir responsabilidades y reducir los costos); becarios (que pagan derecho de piso para entrar a la aristocracia científica trabajando sin ningún derecho laboral).


"Si no pueden hacer las cosas rápido y bien, renuncien"

Así decía el actual ministro Barañao cuando era joven y gremialista. Ahora no recibe a los trabajadores que hace meses le solicitan una entrevista y les niega el estatus laboral a los becarios. Cuando era apenas unos meses más joven, como presidente de la Agencia, Barañao había manifestado su apoyo a un cambio de régimen para los becarios. "No hay voluntad política de reemplazar el sistema de becas por un régimen laboral", dice ahora. Está claro que en lo que a los trabajadores se refiere, el ministro no va a hacer las cosas rápido ni bien, pero tampoco va a renunciar.
"El eje de nuestra gestión será poner la ciencia al servicio del desarrollo". ¿Que querrá decir "desarrollo" para Barañao? Sin duda, no lo mismo que significa para Atilio Borón: "Pero para entrar a competir con ciertas posibilidades en áreas de punta se requieren (...) remuneraciones apropiadas al personal científico, en todos sus niveles, desde el técnico auxiliar hasta el investigador superior. Nada de eso existe en nuestro país". Pero es sabido, para el ministro, son palabras de un teólogo.
Una vez más comprobamos que los dichos de los que alguna vez fueron nuestros compañeros sólo les provocan un leve rubor cuando devienen lacayos de la patronal. Y sin embargo todavía vemos como muchos trabajadores se embanderan detrás de los directores que les prometen alguna prebenda a cambio de sus traiciones. Incluso asistimos a auténticas luchas por la sucesión y son muchos los investigadores, becarios y técnicos que encuentran un lugar en estas tropas de idiotas útiles. Compañeros: nuestro lugar es la unidad de los trabajadores. Y no podemos poner esperanzas en que hagan las cosas "rápido y bien". Debemos forzarlos con nuestra lucha.


"Si la miseria de nuestros pobres no es causada por las leyes de la naturaleza, sino por nuestras instituciones, cuán grande es nuestro pecado".

Asi dijo un científico, un revolucionario de una ciencia hoy considerada "dura", que no tenía reparos en ser más "blando" al hablar de cuestiones sociales: Charles Darwin.¿Creerán que al darnos un adicional de $1000-$1200, por única vez, casualmente unos días antes de una marcha frente a CONICET, hacen honor a las palabras de Darwin? ¿Creerán que no nos damos cuenta de que los sueldos de casi todos los "no-investigadores" no se aproximan a la canasta familiar, ni siquiera en el mes de abril al sumar por una vez este premio ridículo? Parece que les bastan las genuflexiones para tranquilizar sus conciencias: "Una vez mas UPCN agradece la buena voluntad del señor Presidente y esperamos que en la nueva gestión se continúe por el mismo camino". Así comunicó el gremio lamebotas de la patronal la medida del directorio.

Sin embargo, la nueva gestión, al menos en su discurso, no parece querer continuar por el mismo camino, que ha sido el de la precarización laboral: "Es importante que tengamos más dinero para distribuir", afirma Marta Rovira, la candidata oficial que reemplaza al actual presidente; "y muy especialmente el aumento de sueldos que a estas alturas quedaron muy rezagados". ¿Hay que insistir en que, con tanto autofestejo por el superávit fiscal, dinero para distribuir hay? Simplemente, no se lo distribuye.


"Los que saben y los que no saben"

"En este sistema internacional emergente, en esta aldea global, la tradicional brecha entre los que tienen y los que no tienen ha sido reemplazada por la distancia entre los que saben y los que no saben". Asi suma su voz Charreau, el presidente saliente del Conicet, a la de tanto sociólogo sin carnet que anda regurgitando la bajada de línea del establishment científico-empresario. Sin embargo, los compañeros de la Carrera de Personal de Apoyo, licenciados y doctores incluidos, cobran sueldos por debajo de la canasta familiar.
"Invertir en Ciencia y Tecnología constituye una verdadera inversión social, nunca un gasto suntuario sino un imperativo de desarrollo", dice también. No contribuyó durante su gestión a esa "inversión social" de la que habla, pues ni siquiera quiso escuchar nuestros reclamos y hasta nos acusó de ladrones. Parece que Charreau, a juzgar por los hechos, prefiere la división tradicional, y ha trabajado con ahínco para que la brecha entre pobres y ricos se amplíe.
Las palabras de Charreau son parte del prólogo de la edición que prepara el directorio para los festejos de los 50 años de Conicet. El día emblemático que han encontrado para coronar su autofestejo es el 10 de abril, día del investigador científico. El día de la discriminación de un sector de la ciencia, proponía llamarlo una compañera de Mendoza. "El día en que formalmente nos dejan afuera del sistema". Tan afuera que los compañeros que se están jubilando, precisamente por haber pasado muchos años en la institución, se jubilan con porcentajes irrisorios, que van de un 65 % a menos del 50 %, según los casos.
Son las Bodas de Oro para el directorio. Para los trabajadores, son Bodas de Otros. Los trabajadores de Conicet no tenemos nada que festejar. El 10 de abril de 2008 será también el día en que los trabajadores de Conicet le mostramos a la sociedad, la hipocresía de los funcionarios que proclaman sus "planes de jerarquización" ante los micrófonos, pero que en los hechos nos hambrean, nos ningunean, nos marginan

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